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Este año se conmemoran los 150 años de la aprobación del Plan Cerdá, diseñado para regular la expansión de la ciudad de Barcelona más allá del área que ocupaba dentro de sus murallas, derribadas en 1854. En el mismo año en que se iniciaría la construcción del Plan Castro en Madrid, 1860, la reina Isabel II colocó la primera piedra del barrio barcelonés que recibiría el nombre del Ensanche, situado en lo que hoy en día es la plaza de Cataluña.

Uno de los proyectos incluidos dentro de lo que se conoce como el Año Cerdá es la creación de una cápsula del tiempo que será cerrada en junio de 2010 y abierta en 2159, coincidiendo con el 300º aniversario de la aprobación del plan.

A través de la página Barcelona 2159 todo el que quiera está invitado a dejar un mensaje para la posteridad explicando como cree que será la ciudad condal dentro de 150 años. Los videos, fotos y postales enviados se introducirán en formato óptico dentro de la cápsula, que también incluirá un dispositivo lector (para asegurarse su visibilidad pese a los avances tecnológicos) y un generador eléctrico solar que asegurará su funcionamiento. Asimismo, contendrá diez de las postales físicas recibidas por correo ordinario y documentación del ingeniro Ildefonso Cerdà que fecha de 1859, conectando así, 300 años de historia. 

Ya se han recibido 1760 aportaciones procedentes principalmente de ciudadanos de toda Cataluña. Existen propuestas muy imaginativas e ingeniosas, al más puro estilo de una película de ciencia ficción: "Las personas no caminarán sino que levitarán gracias a unas finas plantillas de un material semejante al papel de aluminio y aprovechando el campo magnético de la tierra. De este modo, podremos movernos más rápidamente, a unos 10 ó 20 Km/h, reducir el cansancio y todo ello de una manera natural", señala Jaime Razquin. 

Otro medio de transporte que posiblemente será común en el 2159, es como indica Dan Ribes, el teletransporte el cual define como "un medio limpio, fácil y muy rápido".También, habrá según las predicciones de Joaquim Ramos, ascensores directos a la luna o trenes de Alta Velocidad que circularán por el cielo sobre railes invisibles. Los cohetes y los platillos flotantes estarán también, a la orden del día,y estaremos acostumbrados a las viajes interespaciales.Y si nosotros podemos salir con total naturalidad de nuestro propio planeta, son muchos los participantes en esta cápsula del tiempo que piensan que por supuesto, también nosotros recibiremos turistas procedentes del espacio exterior. 

Barcelona conservará sus monumentos artísticos pero su skyline se modificará sustancialmente con arquitectura futurista: rascacielos colosales, construcciones flotantes, formas tubulares o incluso,  edificios que se mueven buscando el sol, como si de girasoles se trataran, para aprovechar la energía solar, como propone Barbara Tavesset. 

Algunos bromean con que aún no se habrá concluido la construcción de la Sagrada Familia pese a 276 años de obras (se inició en 1883) aunque otros, consideran que será un nuevo escenario para albergar conciertos de los grupos de moda en la época.

La comida habrá sido substituida por pastillas de sabores y Monica Tadeo cree que elementos cotidianos como las latas de atún, enchufes o papel higiénico se expondrán en los museos. 

Todavía se desconoce el lugar donde se guardará esta máquina del tiempo. Sólo se dará a conocer el día de su clausura, pero ya se sabe que no se enterrará porque está pensada para que cada año durante el próximo siglo y medio se dé una vuelta a su mecanismo de apertura. Sólo con el último giro, los barceloneses del 2159 podrán saber si las predicciones de la sociedad del año 2010 fueron acertadas.

Una iniciativa singular e interesante en la que aún tienes tiempo de participar: ¿Cómo te imaginas el mundo del futuro? Tus bisnietos lo descubrirán. 
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