MIAL
¿Qué ocurre si juntamos jóvenes inmaduros a una ingesta de alcohol desmedida? ¿Y si añadimos una multitud de gente inesperada y claramente inaudita –según datos oficiales jamás antes se había formado tal aglomeración en el lugar- , que se encuentra, además, concentrada en un espacio insuficiente? Aún hay más, porque completamos este cóctel explosivo con falta de divertimento –la discoteca móvil, por primer año, se había trasladado a un recinto que resultaba demasiado pequeño aún antes del desbordamiento imprevisto del que antes hablábamos. Reunimos todas estas variables y le sumamos una carencia de recursos policiales y el resultado es la ya conocida como LA BATALLA CAMPAL DE POZUELO.


En los últimos días, se ha hablado muchísimo, en exceso diría yo, en los medios de comunicación sobre este incidente. Desde luego, ha sido una situación de gran gravedad pero al pasar por la mira de la prensa todo ha tomada una dimensión desproporcionada. Es más, tras haber analizado con perspectiva los hechos y haber obtenido información tanto de testigos civiles como de fuentes policiales podría decir que se ha exagerado y dramatizado hasta límites insospechados. Todo se ha desquiciado y se ha aprovechado de la situación hasta convertir un incidente aislado en todo un debate sobre la juventud, la educación y el botellón.


¿Por qué ahora pone la sociedad el grito en el cielo si esto no es una novedad?, como nos han recordado en los medios ya en otros lugares de España había ocurrido hechos similares. ¿A qué viene tanto revuelo?


Tal vez tenga que ver el hecho de que esta rebelión no se ha producido entre inmigrantes pertenecientes a bandas organizadas o grupos antisistema, o los que suelen provocar este tipo de disturbios. En esta ocasión se ha producido en el pueblo- en realidad es una ciudad- más rico de España, en el que existe una mayor concentración de “niños de papá” por metro cuadrado. Pero una cosa hay que dejar claro, aunque en los medios no lo hagan. Como testigos del acontecimiento me han podido confirmar los implicados no pertenecían al pueblo, esto es a Pozuelo Pueblo, al centro de Pozuelo que celebraba sus fiestas sino que procedían de otras zonas, aquellas en donde se hallan los pisos de 100 millones de las antiguas pesetas, los chalets de lujo, etc. Algunos apuntaban que ni siquiera eran de allí sino que eran jóvenes de fuera del municipio y esto vendría a confirmarse con la declaración del alcalde que afirma que solo dos de los veinte detenidos eran pertenecientes a Pozuelo. Tendríamos que comprobar si este año no han coincidido estas fiestas populares con las de otras localidades que podríamos llamar “más conflictivas”. Pero como no lo he podido constatar no señalaré a cuáles me refiero.


Lo que sí puede afirmar es que la prensa no está siendo muy correcta. En primer lugar, los grandes disturbios se produjeron más allá de las cinco de la madrugada por lo tanto, los enfrentamientos, ciertamente, no duraron tantas horas –mis fuentes me han confirmado que pasaron sobre esas horas por la calle de la “batalla campal” y no vieron ni incendios ni barricadas-. Por otra parte, la forma de relatar el supuesto asalto a la Comisaría de Policía…¡¡Ni que fuera la toma de la Bastilla!! ¡No exageremos que las cosas no fueron tan así! Sin embargo, lo que ningún medio de comunicación cuenta es que la Policía Nacional de Pozuelo pidió a Madrid refuerzos en previsión de lo que pudiera ocurrir en las celebraciones mucho antes de que sospecharan si quiera el fatal desenlace. Y ¿qué le contestaron? “No creemos necesario enviar agentes porque en esas Fiestas no suele ocurrir nada”. Luego, sucedió lo que todos sabemos cuando en Pozuelo sólo había una quincena de policías. Pero claro, de esto no se puede informar en los medios porque sería meterse en “camisas de once varas”….


Desde luego, no quiero justificar ni estoy a favor de la que los medios han venido a denominar “la pijo borroka” pero sólo quería aclarar que no hay que dejarse llevar sólo por la impresión que transmiten los medios. Las cosas son más complejas y tienen dimensiones más amplias que son necesarias conocer antes de poder opinar.