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La factoría Disney ha dado un gran paso en aras de la integración de la comunidad negra al crear por primera vez en su historia, un papel protagonista para una princesa de color.

Algunos se empeñan en destacar la coincidencia de la aparición de esta película, con el ascenso de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos. Pero lo cierto es que, como explicó Ron Clements, director y guionista junto a John Musker, el proyecto se presentó  a la compañía en marzo de 2006, cuando Obama aún era el senador por el estado de Illinois. La idea era hacer una versión de la tradicional historia de “El príncipe rana” de los hermanos Grimm transformándolo en “un cuento de hadas estadounidense, situado en los años 20 en Nueva Orleans, como un musical", agregó Clements. De ahí que tuviera sentido que la heroína fuera de origen afroamericano. Además, ambos cineastas reconocen que cuando lo idearon, en un principio, “ninguno de los dos se percató del “significado cultural” que tenía esta nueva historia, “y cuán importante es para una parte de la población que ha estado esperado por mucho, mucho tiempo”.

Esta barrera antirracista ya se había comenzado a superar en otras películas de la empresa gracias a otros miembros de la realeza disney, como la china Mulán, la árabe Jazmín o la indígena Pocahontas. Sin embargo y sorprendentemente, la población negra hasta ahora, no tenía representante en este mundo de fantasía. Pero a pesar de las buenas intenciones, el proyecto no estuvo exento de polémica.


En sus inicios, la controversia la generó los primeros borradores del guión en los que la princesa se llamaba Maddy, abreviatura de Madeleine, y trabajaba como criada para una familia blanca, características que algunos relacionaron con el pasado y la esclavitud. Finalmente, se replantearon el personaje que pasó a ser Tiana, una de las heroínas más “fuertes” hasta la fecha de Disney según apunta el director creativo de los estudios Walt Disney, John Lasseter. Se trata de una joven camarera y chef talentosa cuyo sueño es ser propietaria de un restaurante. Pero su vida cambia al besar a una rana y transformarse en una de ellas, por lo que comienza un viaje para encontrar la cura – otra novedad respecto al relato original-.          

“Hemos trabajado de cerca con muchos líderes de la comunidad afroamericana, de todo el país, para asegurarnos de que estamos haciendo algo de lo que se sientan orgullosas las familias afroamericanas", reconoció Lasseter al periódico The Washington Post. Y aún siendo así, han recibido duras críticas por parte de expertos en  aspectos raciales y étnicos del cine estadounidense como la catedrática de Cine y Medios de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Allyson Nadia Field.


“Estados Unidos necesita una princesa negra”, declaró Field a BBC Mundo, “pero no sé si Tiana sea esta princesa que necesitamos, porque ella es una representación problemática de una princesa negra”. Field se basa en que, en su opinión, la película ignora las leyes de segregación racial que existían en EE.UU. en los años 20 y “esa era una época en la que uno no puede situar a un personaje negro sin hacer referencia al significado político histórico”.


La académica tampoco considera que el Barrio Francés de Nueva Orleáns y las ciénagas de Louisiana sea el escenario más idóneo para la película puesto que dicho emplazamiento le parece “una insidiosa referencia a (el huracán de 2005) Katrina”. En sus propias palabras, recogidas por BBC Mundo: “la cinta parece trazar un vínculo entre la fantasía y la realidad sobre "Katrina y el sentimiento de culpabilidad de los blancos liberales sobre la forma en que (la devastación causada por el huracán) fue manejada y el hecho de que 2.000 personas murieron y que la ciudad aún necesita ser reconstruida”.

El hecho de que su pareja en el film, el príncipe Naveen, no sea negro, ha molestado, asimismo, en algunos círculos aunque representantes famosos de este colectivo como Melanie Brown, ex integrante del grupo Spice Girls, lo defienden diciendo: "Yo no veo el problema. Deberíamos aplaudir las relaciones interraciales y tener una mentalidad más abierta".

Polémicas a parte, lo que es indudable es que Disney sienta con esta nueva película un precedente y un camino a seguir, en cuanto a películas infantiles se refiere, en múltiples sentidos. En primer lugar, transmitiendo un mensaje de integración social y tolerancia hacia lo/los diferente/s. Y por otra parte,  Tiana es un tipo de princesa diferente al que los cuentos tradicionales nos tienen acostumbrados. Ella no está en situación de dependencia de nadie ni esperando a que llegue alguien que le cambie la vida. Por el contrario, tiene una visión, un plan de futuro y todas las herramientas a su alcance para forjarse por si misma su propio destino.


Afortunadamente, aparecen síntomas de cambio en la perpetuación de los patrones y concepciones patriarcales que criticaba hace un mes en otro de mis artículos (http://latertuliadelasmusas-mial.blogspot.com/search/label/Princesas). Pero no lancemos campanas al vuelo porque habrá que ver si otros cunden con el ejemplo.  

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